jueves, 16 de diciembre de 2010

EL ICONO Y LA CRUZ EN NUESTRA DIÓCESIS
(Desde el Seminario. Gracias, Claudio Alberto, por este artículo que nos dejas. Claudio está en Fundamentación y ha sido uno de los que han acompañado la Cruz JMJ en todo su recorrido por la diócesis)

He tenido la suerte de ser uno de los que ha acompañado la Cruz y el icono durante esta semana por nuestra diócesis. Ha sido una semana dura y donde no hemos parado ni un solo momento, pero pese a eso, hemos podido disfrutar de una experiencia inolvidable.

Cruz en el Seminario


La Cruz y el Icono los entregamos la semana pasada a la diócesis de Toledo. Soy consciente del regalo que se nos ha hecho al venir aquí estos Símbolos que Juan Pablo II entregara a la juventud cristiana; y de lo que ha removido en los jóvenes de nuestra diócesis. Es un regalo para los jóvenes, para que sean ellos los que guarden el futuro del Amor de Cristo y sean quienes se lo envíen a los demás. Él les confió una Misión y los jóvenes han sabido responder a esta. Por lo tanto es necesario que entreguemos ese regalo para que siga peregrinando y continúe despertando la fe dormida de muchos jóvenes.

Nos han ocurrido un montón de cosas, hemos vivido muchas realidades de nuestra diócesis. En primer lugar quería remarcar al grupo que nos hemos reunido para acompañar la Cruz y el Icono. Qué decir de este grupillo de gente, puesto que todo son alabanzas hacia esta realidad que hemos vivido. Nos hemos unido con tal hermandad que va a ser difícil olvidar todos los ratos que hemos vivido juntos. Cada uno de nosotros fuimos llamados con nuestros nombres y apellidos para poder disfrutar de este regalo. Cada uno desde una realidad distinta. Una vocación diferente, laicos, religiosas, seminaristas y sacerdotes, que es por la que vivimos y existimos, gracias al amor del Padre. Todos nosotros hemos ido construyendo poco a poco una realidad de Iglesia que le ha servido al Señor Obispo en muchas homilías, para explicar la importancia de todas ellas dentro de la Iglesia. Todos hemos luchado por que esta tarea saliera bien y hemos velado para que pudiese llegar a todos los rincones que estaban preparados. Cada uno desde sus posibilidades, desde quién es y desde lo que es, lo que sabe y lo que no sabe, nos hemos ofrecido para poder disfrutar esta semana junto a la Cruz y el Icono. Por ello hemos conseguido reír, llorar, cantar,… todos juntos en realidades que a veces nos superaban y que nos ayudarán en un futuro a seguir madurando como personas.
La recepción fue en Alcázar de San Juan y no la entregó la diócesis de Guadalajara. Estos jóvenes de Guadalajara se sentían muy apenados por dejar la Cruz. Ahora soy capaz de comprenderlos un poco mejor, de llegar a comprender todo lo que han pasado junto a esa Cruz y ese Icono, y las realidades que se les han mostrado sin tapujos, a las personas sin máscaras ni corazas, sino a esa persona auténtica que se descubre al Señor.
Hemos recorrido muchos pueblos y situaciones diferentes, y perdonarme si no las menciono todas pero es que de ese modo sería esto muy largo. Recorrimos la tumba de Ismael de Tomelloso, conventos de clausura en diferentes localidades, donde las monjitas recibían con mucho entusiasmo estos Símbolos. Diferentes residencias de Ancianos. Allí recuerdo muy bien lo que el coordinador decía: los jóvenes cristianos han querido traeros esta Cruz y este Icono como prueba del Amor de Dios y como prueba de agradecimiento por haberles trasmitido la fe, para que veáis que eso no ha caído en saco roto. Que bonitas palabras que unen pasado, presente y futuro. La tradición de nuestros abuelos ahora se hace nuestra y nosotros seremos los encargados de transmitírsela a las nuevas generaciones.
También hemos pasados por centros emblemáticos como la cárcel de Herrera de la Mancha, Basida y las minas de Almadén. Se ha pretendido acercar la Cruz y el Icono a todas las realidades posibles de nuestra diócesis. La experiencia en Basida fue muy bonita. Quizá explicaré un poco más ésta por el motivo de que muchos puedan desconocer qué es eso. Basida es un centro donde vive gente con sida. Nos invitaron a estar con ellos y a comer junto a ellos. Fue un gran regalo el poder compartir todo eso con ellos y poderlos conocer un poco más, a parte del testimonio que nos habían ofrecido en la oración. Compartieron con nosotros parte de su experiencia y de sus cruces. La fuerza y el coraje ante la vida de estas personas nos demostraban el gran ambiente de fraternidad que reinaba allí y nos exponía ante nosotros la idea de que a pesar de tener todas las comodidades nos quejamos de tantas cosas. Ellos se pensarán que nosotros le hicimos un favor por llevar los símbolos hasta allí, pero fueron ellos los que nos lo hicieron a nosotros. Gracias os doy por dejarnos haber compartido todo eso con vosotros.

Tras ir de pueblo en pueblo llegamos por fin a Villarrubia de los Ojos donde unos quinientos jóvenes estaban esperando la llegada de la Cruz y el Icono. Qué bonita fue toda la vigila. Todo muy cuidado y muy atractivo visualmente. En ese momento comprendí el gran esfuerzo de los organizadores, la dura tarea que habían llevado a cabo durante esos dos meses de preparación. La puesta en escena, la organización de todo, la música, el desarrollo mismo de la oración. Todo eran elementos que hacían que te sobrecogieras y que conseguían ponerte los pelos de punta. Y llegó el momento donde D. Antonio nos sacó -que vergüenza delante de todos esos jóvenes y allí arriba- en esa explicación de las diferentes vocaciones de la Iglesia. Qué somos nosotros sin vosotros y vosotros sin nosotros, decía; entre todos formamos la Iglesia y ninguna vocación es más importante a la otra. Que preciosidad de palabras, nos estaba diciendo a los jóvenes que Jesús nos necesita y que somos nosotros quién podemos hacer algo por su Iglesia, puesto que es de nosotros y para nosotros. Hay quién llega a considerar que la Iglesia son sólo de los curas, pero aquí es donde se demuestra que entre todos es como se va construyendo nuestra realidad. En ella tenemos nuestro sitio y en ella podemos trabajar, desde Cristo y para Cristo. Esta es la Juventud que mira hacia el futuro y no es aquella a la que intentan manipular.
Todos los jóvenes de la Marcha de Adviento nos movilizamos para ir hacia Urda y hacer la entrega a la siguiente diócesis.
Toda nuestra sensibilidad estaba puesta al borde de nuestra piel y todos esos recuerdos hicieron que llorásemos por tantas emociones contenidas. Recordar todas las personas que habíamos conocido, todos los momentos vividos y que todo eso se sumaría a la infinidad de plegarias que esta Cruz peregrina lleva recogidas por el Mundo. María ayúdanos a caminar y Cruz de Cristo muéstranos el camino de la verdad. Hemos vivido mucho y todo no lo he podido recoger aquí. Finalmente la entrega la hicimos y pasamos el regalo para que otros pudiesen vivir todas esas experiencias. Por lo tanto es necesario que este regalo siga peregrinando alrededor del mundo para que continúe despertando la fe dormida de muchos jóvenes y sigua llevando la esperanza y la salvación de Cristo a todos los rincones del mundo, adonde nosotros como jóvenes seamos capaces de llevarla.